Cinco deseos para un nuevo amanecer
Los Sueños Se Cumplen
Una vez conocí a una persona muy bonita, ella me contó que cada noche al cerrar sus ojos para dormir alumbraba su ser de felicidad, no importaba cómo le hubiera andado su día, imaginariamente se trasladaba a una isla, su isla, con abundante vegetación por ende el aire puro brindaba una magnífica oxigenación a su cuerpo. Aves, Animales, agua, peces extraordinarios.
Música, su preferida, danzaba en sus oídos como las hojas al bailar con la brisa otoñal, la fragancia de su predilección armonizaba su cerebro, su momento de placer, entonces en su rostro percibía una transformación paulatina muy agradable. Ella, lentamente, sentía esa sensación de felicidad aflorando desde su interior hacia su cuerpo, su rostro, sus manos, agregaba que en el centro mismo de su pecho eclipsaba la incandescencia del mismo arcoiris sobrepasando toda expectativa de escepticismo que pudiera entintar el momento.
Cuando llegaba a este estado fulguroso, luego de agradecer al grandioso y mismito Universo por las 24 horas vividas con todos sus aderezos, solicitaba cinco deseos para el nuevo día ya afirmando su realización.
Mientras caía en los brazos de la ensoñación para pronto caminar por un profundo y reparador descanso su sonrisa, su premonición de bienestar y de realización por estos deseos seguía envolviendo por completo su ser descansando con una plena sensación de alegría hasta despuntar el próximo día.
Ella a lo largo del día a día lucía un semblante dulce, iluminado, atractivo como si poseyera un imán, toda la gente paseaba sus miradas por esa hermosa y sabia mujer con rostro estelar.
Esta bonita persona me enseñó a descubrir esta isla, me entregó un papelito, el mapa para llegar, hasta el día de hoy cada noche camino hacia esa isla, dejando los pero, los por qué, las vacilaciones y pesantez cotidiana, adentro mi ensueño y mis cinco deseos en la isla de la felicidad para descansar profundamente con esa sonrisa de bienvenida al nuevo sol.
Con todo sentimiento para Tante Lilian Ledesma B.
Aún conservo el tesoro legado.
Lizbeth Aedo y Mony Delyz.
Gracias por obsequiarme una isla.
Una vez conocí a una persona muy bonita, ella me contó que cada noche al cerrar sus ojos para dormir alumbraba su ser de felicidad, no importaba cómo le hubiera andado su día, imaginariamente se trasladaba a una isla, su isla, con abundante vegetación por ende el aire puro brindaba una magnífica oxigenación a su cuerpo. Aves, Animales, agua, peces extraordinarios.
Música, su preferida, danzaba en sus oídos como las hojas al bailar con la brisa otoñal, la fragancia de su predilección armonizaba su cerebro, su momento de placer, entonces en su rostro percibía una transformación paulatina muy agradable. Ella, lentamente, sentía esa sensación de felicidad aflorando desde su interior hacia su cuerpo, su rostro, sus manos, agregaba que en el centro mismo de su pecho eclipsaba la incandescencia del mismo arcoiris sobrepasando toda expectativa de escepticismo que pudiera entintar el momento.
Cuando llegaba a este estado fulguroso, luego de agradecer al grandioso y mismito Universo por las 24 horas vividas con todos sus aderezos, solicitaba cinco deseos para el nuevo día ya afirmando su realización.
Mientras caía en los brazos de la ensoñación para pronto caminar por un profundo y reparador descanso su sonrisa, su premonición de bienestar y de realización por estos deseos seguía envolviendo por completo su ser descansando con una plena sensación de alegría hasta despuntar el próximo día.
Ella a lo largo del día a día lucía un semblante dulce, iluminado, atractivo como si poseyera un imán, toda la gente paseaba sus miradas por esa hermosa y sabia mujer con rostro estelar.
Esta bonita persona me enseñó a descubrir esta isla, me entregó un papelito, el mapa para llegar, hasta el día de hoy cada noche camino hacia esa isla, dejando los pero, los por qué, las vacilaciones y pesantez cotidiana, adentro mi ensueño y mis cinco deseos en la isla de la felicidad para descansar profundamente con esa sonrisa de bienvenida al nuevo sol.
Con todo sentimiento para Tante Lilian Ledesma B.
Aún conservo el tesoro legado.
Lizbeth Aedo y Mony Delyz.
Gracias por obsequiarme una isla.
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